El último asalto de los Roy - Succession (Previa Temporada 4)

SUCCESSION (TEMPORADA 4): EL ÚLTIMO ASALTO DE LA FAMILIA ROY

La cuarta y última temporada ya está en emisión

El pasado lunes 27 de marzo llegó a HBO Max el primer capítulo de la cuarta y última temporada de Succession. Esta última entrega supone el desenlace de la intensísima historia de la familia Roy, una familia encabezada por Logan Roy (protagonizado por Brian Cox). Desde un relato cargado de fuerza argumental y aderezado en todo momento con numerosas disputas familiares que hacen las delicias de crítica y espectadores, la serie, que ha ganado en total 13 premios Emmy de un total de 48 nominaciones, se despide por todo lo alto. Su último capítulo se emitirá el 28 de mayo.

El poder y la familia

Desde el comienzo, la trama ha entremezclado estos dos protagonistas, y ellos son los que han generado los problemas. Los egos, las rencillas personales, una relación de familia desestructurada y acentuada negativamente por la presencia del poder, del dinero, de la influencia y del éxito. Del deseo de comerse al resto, de mirar por encima del hombro y de dejar a todos atrás. De hacerse con todo desde la posición más egoísta e individualista posible, y arrollar a tu propia familia en el camino.

Una trama familiar de alianzas y enfrentamientos, en la que el dinero y el poder lo han corrompido todo y no han dejado hueco para nada relacionado con el amor o el cariño, elementos más propios de una relación entre padre e hijos. Sin embargo, es precisamente el componente familiar el que funciona perfectamente para ofrecer al relato la capa de intensidad y fuerza que necesita. Al fin y al cabo, las relaciones entre personajes cuentan con un componente fundamental de dependencia (en gran parte económica) que permiten jugar con acercamientos y alejamientos, reconciliaciones y desavenencias entre los protagonistas, de una forma potente y certera.

Una dirección superlativa

Difícilmente en la actualidad se pueda encontrar una dirección que aporte tanto al relato, condicione y dé fuerza como la que tenemos presente en cada uno de los capítulos de Succession. Mark Mylod (que anteriormente ha dirigido capítulos de series relevantes como Juego de Tronos o Shameless, o películas como la reciente El Menú) dirige buen número de episodios, como por ejemplo el inaugural de la cuarta temporada. Consigue un manejo de la cámara que aporta entereza a lo que se desarrolla y ofrece fuerza adicional a los personajes y a sus interacciones. Se utiliza un recurso aparentemente inútil y olvidado como el zoom. Y se echa mano de él para intercalar entre planos abiertos y cerrados concentrándose en un personaje cuando la atención y la fuerza narrativa deben recaer sobre ese concreto protagonista.

Un recurso muy utilizado en esta serie, y muy poco visto en otras producciones actuales. Especialmente llamativo cuando se echa mano de él en situaciones con varios personajes conversando en una sala o entorno cerrado, y cuando las interacciones e interrupciones en la conversación son constantes. El guion, en estos instantes, aporta un grandísimo trabajo, pero es la dirección la que acaba de otorgarle a las escenas una dimensión superior y acerca inmersivamente al espectador a la narración.

Sin remordimientos, hasta el final

La intensidad es elevada en todos los aspectos. Ya se ha comentado, pero merece la pena hacer hincapié en que la trama presenta auténticos tiburones, hambrientos por hacerse con la mayor parte del pastel posible. No hay lugar por ello en el presente producto a sentimentalismos, prácticamente no se cuenta con escenas donde se profundice ni se presenten las inquietudes psicológicas de los personajes, como tampoco se ofrecen apenas momentos de debilidad de estos. Son agentes que deben mostrarse impasibles y duros antes el resto, pero es que también se presentan así hacia el espectador. El objetivo es ofrecer un relato frío pero intenso, donde todos los personajes son moralmente reprobables y donde quizá nunca podamos establecer una relación clara entre quiénes son los héroes y quiénes son los villanos. Todos son lobos hambrientos que intentan desplazar y despedazar al prójimo y alimentar sus egos, compitiendo por ver quién posee el más grande de todos.

En Succession no hay tiempo para sentimentalismos ni la reflexión. No lo ha habido en tres temporadas y, a juzgar por el comienzo de la última entrega, tampoco van a existir en la recta final. Solo queda disfrutar de este último viaje, siendo conscientes y contando con la esperanza de que se viene un tramos final brillante, vibrante, intenso y duro, con el que por supuesto disfrutar hasta el último momento de esta familia tan peculiar y llamativa y de todas las vicisitudes que les acompañan en un relato que lleva comiéndose las pantallas desde el mes de junio de 2018.

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