Jessica Chastain (quien interpreta a la protagonista, y ampliamente conocida por papeles en La noche más oscura o Molly's Game) no brilla tanto como en otras interpretaciones durante su carrera (de forma totalmente provocada, en favor de transmitir todo el cupo de emociones buscadas en el personaje). Cumple a la perfección el papel de personal sanitario con una vida familiar algo compleja e incluso con problemas de salud acuciantes desde el principio de la trama. Se podría decir que su actuación es la que le aporta la ambientación a la cinta, se mimetiza con el estilo, el color y las texturas generalmente sórdidas y apagadas, rozando lo tenebroso a medida que el argumento va avanzando. Su personaje ya transmite por sí mismo las vibraciones presentes en la atmósfera que se está construyendo, siendo un buen papel al servicio de la trama y entorno. Mientras, Eddie Redmayne (Los miserables, La teoría del todo) aporta en un tercio más variable y menos protagonista. Es el elemento dramático que llega para cambiar las cosas. En un primer momento, aportando un apoyo y cierta situación de alivio a la vida de la protagonista, para más tarde poder convertirse (a través de sospechas ¿y actos?) en todo lo contrario. Una presencia que quizá lo mejor es que nunca hubiese aparecido, pese a la ayuda que en un principio le brinda a la protagonista.
Sorprendente es quizá el papel de la policía en la investigación que se realiza paralelamente a los sucesos más concernientes al personaje de Chastain. Desde este punto, llamativo quizá sea por el hecho de que no se les muestra como inútiles u obstáculos, sino un apoyo de la protagonista hasta cierto punto, pues posteriormente pasamos a observar sus propios intereses en determinados momentos. Sin embargo, se trata de una pareja de personajes que también aportan e intervienen en los momentos de resolución de la trama.
Se propone en todo momento un oscurantismo que se mantiene firme en la narración, acompañado de un ritmo lento y sosegado que permite que la cocción de la trama sea calmada sin grandes alardes. La relación de personajes, principalmente entre la pareja protagonista es muy correcta. Tanto por el lado femenino como del masculino, se utiliza la debilidad de ambas partes para construir una asociación que casa bien. Importante esta interacción ya que de la relación de estos dos elementos actorales se construye y resuelve el conflicto tratado.
Como ocurre en casi la totalidad de la situaciones, el aspecto de estar basada en hechos reales le aporta una dosis valiosísima de intriga, e incluso de inquietud en el espectador que hace que no sea una cinta cómoda en ningún caso. La temática, relacionada con el cuidado de pacientes hospitalizados acompaña, pues observar que se ataca la vulnerabilidad de estas personas sumado a saber que todo esto proviene de una historia que ha ocurrido, hace que quizá a alguno se le revuelva algo internamente.
Una bocanada de aire fresco al catálogo de cine de Netflix, pues últimamente no había ofrecido grandes títulos mínimamente comerciales y para el gran público. Cierto es, que puede ser una cinta dura de ver en algún sentido por la temática que se trata, pero un drama (o thriller de ritmo lento) de estas características aporta mucho a un catálogo falto en ocasiones de cintas de calidad.
El ángel de la muerte es una propuesta de cine sosegado, de ritmo pausado pero con trama y ambientación lo suficientemente turbulentas para crear algo de incomodidad en el espectador, y donde el personaje protagonista femenino nos lleva de la mano para descubrir las intrigas planteadas.
El ángel de la muerte está disponible en Netflix.
Fuente de las imágenes: www.imdb.com
Post realizado por Diego Senso.
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